El último lanzamiento de la franquicia Call of Duty no ha arrancado como esperaba Activision. Los datos de ventas en Europa apuntan a un debut muy por debajo de lo previsto, tanto en comparación con su predecesor directo como frente a su gran rival en el género, Battlefield 6.
Las cifras iniciales sitúan a Call of Duty: Black Ops 7 con alrededor de un 50 % menos de ventas que Black Ops 6 durante su primera semana en los principales mercados europeos, sumando tanto copias físicas como digitales.
La comparación con Battlefield 6 es aún más dura: en sus respectivas semanas de lanzamiento, Black Ops 7 habría vendido un 63 % menos de unidades que el shooter de Electronic Arts, que viene de firmar uno de los mejores arranques de la historia de la saga Battlefield.
Paradójicamente, y pese a este descenso tan acusado, Black Ops 7 logró situarse como el videojuego más vendido de la semana en Europa en el periodo analizado, por delante de otros lanzamientos destacados como Anno 117: Pax Romana o EA Sports FC 26.

El desgaste de la marca Call of Duty
Uno de los factores que señalan los analistas es el cambio en el modelo de consumo del propio Call of Duty. Black Ops 7 está disponible desde el primer día en servicios de suscripción como Xbox Game Pass, lo que inevitablemente reduce las ventas tradicionales, ya que una parte de los jugadores opta por acceder al título mediante la cuota mensual en lugar de comprarlo.
Aun así, las cifras apuntan a que el problema va más allá de la “canibalización” por las suscripciones. Una parte significativa de la base histórica de Call of Duty habría apostado este año por Battlefield 6, lo que refleja un trasvase de interés hacia la propuesta de EA en uno de los momentos más competitivos que se recuerdan para los shooters bélicos.
El contexto de recepción tampoco ayuda. Mientras Battlefield 6 acumula valoraciones muy positivas y ha destacado en participación durante sus betas, Black Ops 7 se ha encontrado con un recibimiento mucho más frío tanto en la crítica como en las comunidades de PC.
El multijugador competitivo y el modo Zombis se consideran los puntos fuertes del juego, pero la campaña —uno de los grandes reclamos promocionales antes del lanzamiento— ha sido criticada por su planteamiento y por una duración percibida como escasa.
A esto se suma la polémica por el uso de recursos generados con inteligencia artificial en determinados elementos cosméticos. Una parte de la comunidad ha interpretado este movimiento como un síntoma de falta de mimo en la producción y de una apuesta excesiva por soluciones automatizadas, en lugar de contenidos creados de forma tradicional.
En plataformas como Steam, el título se ha quedado por detrás de otros lanzamientos recientes de la saga tanto en número de reseñas como en porcentaje de opiniones positivas, situándose claramente por debajo de la media histórica de Call of Duty en PC.
¿Y ahora qué para Call of Duty?
Pese al tropiezo, Black Ops 7 sigue siendo uno de los grandes lanzamientos comerciales del año y se mantiene en los primeros puestos de las listas de ventas en consolas y PC. La clave estará en comprobar si el soporte posterior —actualizaciones, nuevo contenido multijugador, eventos temporales y ajustes en la progresión— es capaz de revertir la percepción inicial y recuperar parte del terreno perdido frente a Battlefield 6.
A corto y medio plazo, el rendimiento de Black Ops 7 servirá como termómetro del estado real de la marca Call of Duty tras años de lanzamientos anuales. Un descenso tan marcado en ventas respecto al año anterior, unido a la presión de un competidor en plena forma, abre un debate incómodo para Activision: ¿se trata de un bache puntual o del inicio de un desgaste más profundo en la saga?
